La DGA decide cortar la financiación a esta institución, que lleva más de veinte años promocionando y defendiendo la traducción literaria, con un prestigio consolidado tanto a nivel nacional como internacional.
La Casa del Traductor se financia mediante la DGA, la DPZ, el Ayuntamiento de Tarazona, el Ministerio de Cultura y alguna otra asociación de carácter privado. De todos ellos, son los altos mandatarios del Pignatelli los que consideran que la labor cultural que desempeña esta institución no merece ningún tipo de respaldo.
ASATI ya ha comunicado su apoyo a la Casa del Traductor y está manteniendo conversaciones con el resto de asociaciones de traductores en España para coordinar un plan de apoyo a nivel nacional e intentar salvar dicha entidad.
Según las noticias aparecidas en la prensa aragonesa estos últimos días, la Casa del Traductor de Tarazona corre el riesgo de desaparecer por falta de financiación.